La planta de la marihuana es muy reconocida principalmente por las hojas que llega a presentar, las cuales son alargadas y por lo general presentan la presencia de una hoja similar ubicada en posición opuesta una de la otra, algo que nos podemos dar cuenta ya que si la doblamos por la mitad estaremos frente una simetría perfecta en ambas partes.
Sin afán de hacer ninguna apología a las drogas y en un ámbito simplemente estético para la decoración, para poder cultivar la planta de marihuana primero se va a requerir de la compra de semillas, pudiendo encontrar en la red diversos sitios en los cuales se ofrece distintos tipos de variedades de marihuana según el efecto que llegan a poseer. Lógicamente el precio puede llegar a variar según por estos mismos aspectos. Las semillas en sí deben estar enterradas a una profundidad de aproximadamente 5 centímetros de la tierra, teniendo que contar con tierra húmeda y un ambiente frío, mas no exagerando esta característica. Aparte de ello hay que evitar los cambios bruscos de temperatura para que su germinación sea un éxito.