Los jardines chinos son considerados en la nación asiática como sagrados, y es que constituyeron un epicentro en la vida china, dedicados durante más de mil años al retiro o los encuentros, ya sea como parte del hogar o como lugar de recreo.
Los jardines chinos son un cosmos en miniatura que tienen como objetivo recrear la imagen de la naturaleza ideal, y la representación de compromiso entre estética y simbolismo.
Los jardines chinos deben siempre depender de los principios de adaptación al entorno e imitación de paisajes, lo cual los hace acreedores de un carácter mágico y místico.
En los jardines chinos, la simetría y el orden no es tan importante, sino que lo que realmente debe conservarse es la libertad y la armonía general de la apariencia natural.
Los jardines chinos son considerados como elementos con vida propia, por lo cual hay que tener muy en cuenta los juegos de luz y sombras, las estaciones, las flores, etc.
En el tema del feng shui, los jardines deben aprovechar el flujo de energía para asegurar la armonía del entorno y por ello debe ser un reflejo de la naturaleza. La calidad debe prevalecer sobre la cantidad, por lo cual los jardines chinos no son exponentes de una colección botánica completa. Además de árboles, plantas y flores, los jardines chinos deben incluir piedras y agua. Las piedras representan el yang mientras que el agua el yin.
Las piedras pueden disponerse de diferentes maneras, acumularse para producir el efecto de una montaña que contribuyen a dar la impresión de amplitud pese a la pequeñez del jardín. Las piedras también pueden disponerse de manera solitaria, a donde destaca su forma tortuosa.
El agua por su parte, es símbolo del movimiento perpetuo, signo de calma que favorece a la contemplación meditativa.
Los jardines chinos suelen también tener algunos elementos decorativos como pagodas, arcos, puentes, esculturas de animales como dragones chinos, tortugas, peces, etc.
En cuanto a las plantas usadas en los jardines chinos encontramos al sauce, símbolo de femineidad y docilidad; bambús, símbolo de modestia, rectitud, humildad y eterna juventud; y loto, símbolo de pureza.