Un camarote será siempre una alternativa divertida y práctica para dormir. Por lo menos así ha sido desde siempre para sus principales usuarios, los niños, que por alguna razón encuentran emocionante echarse dormir a un par de metros de altura sobre el suelo. Edad dorada.
Y si el camarote es de metal tendremos, además de inmunidad a polillas, diversos diseños que van de lo clásico a lo sorprendente.
Clásicos son los de diseño lineal y con enrejado tipo catre para los colchones, con escalera unida a un lado de ambas camas. La escalera en otros modelos se apoya directamente en el piso o desarrolla alguna curva o ángulo a la mitad. También hay modelos que ni siquiera presentan escalera, confían en la agilidad de los muchachos y apenas le ofrecen alguna forma de apoyo en las barras verticales para el salto al sueño.
Están los que no son exactamente camarotes, pues en el primer nivel en lugar de una cama hay un mueble de computación o diversos libreros. Son muy populares entre los estudiantes.
También pueden encontrarse algo llamado «Camarote Matrimonial e Individual», que con ese nombre sólo refiere a que la cama del nivel inferior es más grande que la del superior, seguramente útil en alguna extraña e inesperada combinación para los huéspedes.