Si hay algo evidente que puede verse en la sociedad contemporánea es el afán de crear nuevas formas y personalizar lo común. Sea en la arquitectura, el diseño de modas, el diseño de interiores, etc., las nuevas combinaciones de formas ofrecen un sinfín de posibilidades de diseño que se ajusta a lo que uno quiere. Ya no existe un código estético válido; todo es posible estéticamente si se sabe cómo hacerlo.
Es en los espacios cotidianos en donde se ve más esto y especialmente en los dormitorios. Si es que apuntas a poner algo y no sabes dónde, lo más probable es que tengas que usar una repisa; si deseas decorar tu espacio de una forma convincente, empieza por el diseño de la repisa. Ahora, la idea de una repisa rígida y plana de la que pareciera que la funcionalidad opaca al diseño, no es la única; hay un sinfín de posibilidades desde la más experimental hasta la más convencional.
La repisa de dormitorio es, tradicionalmente, pequeña: sirve para poner lo esencial, quizá unos cuadro, pequeños adornos, libros, etc. Las repisas pueden tener formas extravagantes: ondulantes, celular (como los huecos de los panales de abeja), discontinua (como cuadros vacios en donde se pueden poner las cosas), ecológicas (utilizando materiales como cajas de frutas, escaleras adoptadas para ser repisas de varios niveles, en forma de árboles, en formas diagonales, en forma de letras, hechas de puertas y que funcionan como esquineros, hechas de pipas metálicas, hechas de skateboards, y un sinfín de formas más… O pueden tener formas tradicionales: tablas de madera que funcionan muy bien en un espacio minimalista, que pueden ser de varios niveles y colocados a diferentes alturas; por ejemplo, es usual ver repisas colocadas muy arriba, en donde se pueden colocar muñecas, trofeos, juguetes o ítems personales.
