El adobe es un material utilizado para la construcción, desde tiempos remotos. Se trata de una pieza elaborada en base a masa de barro (archilla y arena) mezclada con paja y moldeada en forma de ladrillo para luego ser secada al sol.
En el Antiguo Egipto por ejemplo, era uno de los materiales más utilizados para la construcción de casas, tumbas y fortalezas. Si bien es cierto que se trata de uno de los materiales más antiguos del mundo, hoy en día se sigue utilizando para la construcción de viviendas económicas que la persona puede construir por sí misma.
Las dimensiones adecuadas del adobe deben ser tales que el albañil pueda manejarlo con una sola mano, normalmente son de proporciones de 1:2 entre el ancho y el largo, variando en su espesor entre 6 y 10 centímetros. Las proporciones más comunes de encontrar son de 6 x 15 x 30 cm, 10 x 30 x 60 cm, 7 x 20 x 40 cm; esto depende de la región del mundo y sus condiciones.
Hay que tener en cuenta que las paredes de adobe deben ser levantadas arriba de una base impermeable. Los ladrillos no pueden estar en contacto directo con el suelo para evitarse los problemas de humedad.
Los ladrillos de adobe deben ser dispuestos de la misma manera de los ladrillos convencionales.
Lo bueno del adobe es que tiene gran inercia térmica, por lo que sirve de regulador de la temperatura interna, es decir que en verano conserva el frescor, y durante el invierno el calor.
El adobe también actúa como filtro mejorando la calidad del aire en el interior de la construcción.
La desventaja del adobe está en función del propio proceso de fabricación que puede resultar lento ya que se requieren dos o tres semanas para poder utilizar las piezas en caso de que la producción se haga en obra.
El adobe no es recomendable para construcciones en vertical, ni para zonas muy húmedas o con movimientos sísmicos frecuentes.