“Todo tiempo pasado fue mejor”. Partiendo de esta frase, gran parte de la sociedad puede imaginar que épocas en las cuales todo era más cuidado, se explotaban más los detalles. De esta percepción no se escapan los muebles de nuestra casa, que jamás deberían desentonar con cualquier decorado tradicional. Si queremos decorar ambientes, debemos tomar en cuenta el estilo clásico de los muebles vintage, los cuales nunca pasará y de moda y que por tanto es más que imprescindible contar con ellos en un lugar dentro la casa.
Los sofás antiguos o bien llamados vintage se relacionan mucho con la historia, pues los estilos varían y parten desde el siglo XVIII y XIX entre los más clásicos hasta llegar a las líneas puras y eficientes que nos trae el estilo moderno.
Comenzaremos por los sillones Chesterfield que datan del siglo XIX y que tiene como principales características, el respaldo alto que concluye en un apoya-brazos que poseen la misma altura. Al mismo tiempo cuentan brazos redondos y almohadones ya incorporados. Suelen estar tapizados en cuero o terciopelo.
Los sillones Chippendale llevan este nombre por su creador Thomas Chippendale y fueron producidos en el siglo XVIII. Este sillón vintage cuenta con líneas curvas en forma de joroba de camello o también conocida como “arco de Cupido”, en el respaldo. Suele llevar un almohadón entero que se apoya en sus patas estilo cabriolé sumado a un estilo horizontal de caoba entre ellas. Los sofás Chippendale son reconocidos por sus espaciosos brazos y respaldos rectos y están tapizados con un cuero y un texturado como damasco grueso.
Por último exponemos el estilo moderno que parte desde mediados del siglo XX entre 1930 y 1960, que se basa en la elegancia y funcionalidad. Este estilo nos ofrece líneas sencillas y puras, sumadas a formas geométricas no tan cargadas de adornos. El detalle de los muebles vintage de este periodo es su valor estético y coleccionable.