Existen lugares donde hay que manejarse con sumo cuidado por la peligrosidad que puede contener el ambiente como pueden ser los espacios confinados. En este post conoceremos más acerca de los espacios confinados y la consideración que hay que tener con ellos.
Un espacio confinado es un recinto que cuenta con aberturas de entrada reducidas, es una ventilación natural desfavorable y no se encuentra concebida para permanecer en su interior. Es por esta razón que un espacio confinado puede albergar una atmósfera irrespirable o contener gases, vapores y partículas tóxicas. Un ejemplo de espacio confinado puede ser un depósito cerrado que posee una baja concentración de oxígeno al que se accede por mantenimiento.
A pesar que muchas ciudades cuentan con una definición particular para un espacio confinado, lo que se puede entender por tal es lo siguiente:
Un espacio confinado contiene aberturas de entrada o salida limitadas. Al mismo tiempo carece de una ventilación natural suficiente, es suficientemente grande para acceder y desempeñar trabajos, no está concebida para trabajar continuamente en su interior presentando riesgo de asfixia, intoxicación, incendio, explosión, caídas a distinto nivel, atrapamiento, ahogamiento o sepultamiento.
Algunos espacios confinados…
Un espacio confinado puede ser las arquetas, alcantarillas, galerías de servicios, patinillos, bodegas de barco, aljibes, pozos, fosas sépticas, salas subterráneas de transformadores, depósitos, reactores, calderas, conductos, solos, cisternas de transporte y hornos.
A pesar de que se entienda como reciento cerrado no se debe olvidar aquellos que están parcial o totalmente abiertos que igual contienen la misma probabilidad de riesgos. Estos son: balsas de residuos, purines, fangos de EDAR, vertederos; todos estos tienen atmósferas deficientes en oxígeno y llevan gases producidos por reacciones anaerobias como metano, dióxido de carbono, monóxido de carbono, hidrógenos, sulfuro de hidrógeno, amoniaco y benceno.