Las sillas también pueden regirse ante un patrón de diseño minimalista, el cual lógicamente se puede encontrar en la presencia de formas lineales o geométricas para su cuerpo además de no contar con un mayor ornamento físico. Es así como la forma es lo que resalta a primera instancia en relación a otras características, valiéndose también de la textura de los materiales utilizados como también del color que presenten.
Las sillas minimalistas se presentan de las formas más variadas, pudiendo por ejemplo valerse de un modo clásico y vertical en donde las dos patas traseras marcan la figura de la silla gracias a poder alargarse para también formar parte del espaldar. Un ejemplo contrario a ello podría ser aquel en donde más bien se pasa a buscar formas más originales, como por ejemplo las sillas plásticas de color entero que aparecieron en medio del boom de la cultura pop a inicios de la segunda mitad del siglo XX.
Esto demuestra que al fin al cabo es la originalidad propia del trabajo del diseñador lo que puede terminar haciendo que nos encontremos frente a un objeto que pueda tener aparte de utilidad también un valor artístico notorio.